lunes, 6 de octubre de 2008

Penal bien pateado es gol


Cuando un partido resulta trabado se dice que la única solución de marcar goles es través de una jugada a balón parado, entre las que cobran mayor importancia los penales.

El penal, como los seguidores de fútbol saben, es la consecuencia de una falta dentro del área. De una distancia de 11 metros a la línea del gol. Es un desafío solo entre el ejecutor y el portero. A simple vista se puede entender -y yo mismo afirmo- que es una posibilidad concreta de gol en el caso de que el lanzador lo realice de forma óptima. Esta afirmación es corroborada físicamente gracias al trabajo realizado por la matemática alemana Sandra Johanni, según un artículo en la revista española Muy Interesante. Ella afirma que de acuerdo con la distancia y las medidas de los elementos tapar un penal es absolutamente imposible.

CUANDO EL ARCO SE ACHICA Y EL PORTERO SE AGRANDA

Pese a lo dicho anteriormente, soy consciente de que siempre existe la excepción. La picardía del arquero en adelantarse unos segundos antes permite combatir contra los cálculos efectuados. La suerte también es un factor importante a la hora de tapar un penal: el portero debe elegir un lado para lanzarse y justo puede coincidir con el que eligió el ejecutor.

Muchos también se darán cuenta, al ver la cara del jugador, que la presión va a ser superior y normalmente lo falle. Para convertir un penal, un futbolista debe estar seguro y lleno de confianza. Un ejemplo claro lo sentí en la cara de Cristiano Ronaldo en la última final de la Champions League: el portugués falló, aunque por suerte para él su equipo campeonó.

Una teoría que me suele acompañar certeramente es que cuando el jugador no toma carrera para patear el penal, sino que da dos pasos en la misma área, el fallo es previsible. La falta de fuerza y sorpresa acompañan a la falla del penal.

¿SUERTE O ESTRATEGIA?

Es diferente decir que un jugador marró el penal a decir que lo tapó el portero. Parece no ser coincidencia, pues la historia data de grandes porteros entre cuyas características se contaba la de parar penaltis. Como se mencionó anteriormente, está el caso de saber como adelantarse y conocer la actitud del jugador. O quizá, como el caso de Jens Lehmann en el Mundial pasado, de tener una lista sobre cómo patea cada jugador. Esta lista podía ser ficticia, pero ya jugaba con la psicología del pateador.

Los abanderados que demuestran que la estrategia es un factor preponderante son varios. Sergio Goycochea, por ejemplo, es siempre recordado en Argentina por los penales que sirvieron para que la albiceleste llegue a la final de la Copa del Mundo de Italia ‘90. Primero se hizo notar en los cuartos de final cuando tras disputados el tiempo reglamentario, los penales elegían el clasificado. ‘Goyco’ fue figura al taparles los disparos a Brnovic y Hadzlbegic, con lo que logró el pase para Argentina sin importar que el mismo Maradona hubiera fallado el suyo. Pero fue contra la misma anfitriona Italia cuando se consagró, al atajarles penales a Roberto Donadoni y a Aldo Serena. Es cierto: en ambos se adelantó, pero ahí está presente la astucia del portero.

Otros grandes atajadores internacionales se dice que son el portugués Ricardo, el brasileño del Milán Dida o el danés Peter Schmeichel. Todos fueron claves en definiciones y su estrellato se consolidó a partir de una simple ronda de azar.

En el ámbito peruano es imposible no mencionar al gran Juan ‘Mago’ Valdivieso, quien en una gira a Chile hizo que su promedio de tapar penales fuera mayor a los que recibía.

Un caso parecido últimamente puede ser el del seleccionado nacional Leao Butrón. Entre el Clausura del año pasado y la fecha ha tapado cinco penales en el torneo doméstico. El argentino Martinuzzi y el uruguayo Damián Rodríguez parecen seguir sus pasos, con dos y tres penales atajados en lo que va del año, respectivamente.

SE PIERDE LA SEGURIDAD

Viendo las estadísticas totales de penales atajados, la cifra es notablemente inferior notablemente a la de recibidos. En el presente año van siendo 14 los penales no ejecutados correctamente: dos fueron al poste y 12 resultaron atajados.

El caso concreto viene a ser que justamente en esta última fecha del Clausura, la jornada 14, se cobraron cinco penales y curiosamente solo uno fue acertado.

En el Melgar - Cristal, la figura de José Carvallo cumplió su punto clave al taparle el penal al paraguayo Aldo Jara, que estuvo desacertado todo el encuentro. Un penal dudoso que tuvo factores en la generación del error. Carvallo, fiel al estilo de Jerzy Dudek -recordado por la Champions que ganó al Milán gracias a su soberbia actuación en los penales-, se movió sobre la línea y desconcentró al rival. Además, se adelantó claramente, pero también se impulsó con mayor fuerza. Y Jara fue muy confiado y “avisando” a qué palo iba a patear.

En el Aurich - Gálvez hubo dos, uno para cada equipo. El caso de Moisela, común ejecutor de penales para el ‘Ciclón’, es una antitesis de esta nota: puede echarle la culpa al estado de la cancha del Centenario Manuel Rivera Sánchez, pero su disparo se desvió demasiado. Un penal mal pateado muy difícilmente pueda ser gol. Pocos minutos después, un empujón de Guadalupe a Meza Cuadra generó un penal para la ‘Franja’. El goleador Claudio Velázquez, tan habitual en este tipo de lanzamientos y con la avaricia de aumentar su cuota goleadora, se animó a patear. Potente disparo, pero Martinuzzi se jugó por su derecha y adivinó el disparo, que no fue tan esquinado. Más mérito para el arquero que para el jugador.

En el San Martín - Universitario, se concretó el único penal. Un insípido ‘Pepe’ Díaz, poco peligroso por lo demás para el arco crema, lo ejecutó de buena forma. Potente y esquinado derechazo, inútil para la estirada del ‘Gato’ Fernández. Así de sencillo de comentar.

Y finalmente el quinto penal fue en el Vallejo - Cienciano. Francisco Bazán sólo tuvo que quedarse en su palo para tapar el potente pero muy centrado disparo del ‘Chino’ Soria. Soria quien es raro que falle penales, optó por lo seguro arriba y al medio pero la intuición de ‘Paco’ le jugó una mala pasada. El volante poeta tenía puntaje perfecto en lo que iba del año, tres penales, tres goles.

PENAL BIEN PATEADO ES CASI GOL

Entonces, a la luz de lo explicado, todavía a uno le quedará la duda. Ciertamente los penales son una lotería e influyen muchos factores en su ejecución. Pero mantengo mi firmeza que un potente disparo desde los once pasos, esquinado y con confianza, es sinónimo de gol.