Analizando la última edición de la Champions League y hasta la jornada 25 del campeonato nacional, he podido comprobar a ciencia cierta que en gran parte de los casos esta especie de regla no debe formar parte de Reglas no Escritas como una verdad. Más bien, cualquier equipo quisiera tener ese resultado a su favor en vez que en contra, y -obviamente al margen de los marcadores en contra- hay aun resultados peores.
Curiosamente, pese a que no es muy común, en la última jornada esta frase ha maldecido a dos equipos y ha aplicado su ley al terminar convirtiendo sus dos goles de ventaja en sendos empates a dos. Tanto Cristal como Melgar iban ganando 0-2 de visita a San Martín y Áncash, respectivamente, y el exceso de confianza les hizo perder dos puntos importantes. Igualmente, no son casos para alarmarse y son simples anécdotas de nuestro apasionante torneo.
Curiosamente, pese a que no es muy común, en la última jornada esta frase ha maldecido a dos equipos y ha aplicado su ley al terminar convirtiendo sus dos goles de ventaja en sendos empates a dos. Tanto Cristal como Melgar iban ganando 0-2 de visita a San Martín y Áncash, respectivamente, y el exceso de confianza les hizo perder dos puntos importantes. Igualmente, no son casos para alarmarse y son simples anécdotas de nuestro apasionante torneo.
¿De dónde viene?
No es una frase nueva, pero muchos la mencionan cuando el resultado, que en sí es muy común, aparece en un partido. Se dice que cuando un equipo va ganando por solo un gol, por lo general no se confía y busca ampliar el marcador de modo permanente vía contragolpe. Mientras que en el caso del 2-0, entra la duda sobre si seguir defendiendo como antes o tranquilizarse y, sin presión de por medio, dejar la posesión al rival. Y ahí vendría la reacción del otro equipo y la gestación de esta inválida regla.
Sin presión, pero sin relajo
Cuando un equipo ya tiene una ventaja cómoda de 2-0 puede dejar de jugar tan presionado pero sin regalar el partido. No debe darle la posesión al equipo rival: no tiene que cerrarse en su campo, y debe refrescar sus jugadores. Y, seguramente, ha de buscar la ampliación del marcador a través de una contra ante un equipo que -desesperado- deja huecos. Pero la desesperación se revierte cuando el equipo que va ganando encaja un gol: los fantasmas llegan y, con el fervor del gol del descuento, fácilmente puede llegar al empate y quién sabe a cuántos más.
El caso peruano
De los 199 partidos jugados hasta la fecha 25 del actual Descentralizado, son 67 aquellos en los cuales un equipo se ha puesto en ventaja por 2-0. La gran mayoría de encuentros ha terminado con un resultado parecido, y varios en un paso hacia la goleada.
En contrapartida, son solo los cinco encuentros en los que el 2-0 ha traicionado a sus ganadores parciales, y en cuatro de ellos -incluidos los dos de la última jornada- el resultado final ha sido de empate. Solo en el Total Chalaco - César Vallejo, los porteños se confiaron en demasía del 2-0 y terminaron sucumbiendo por 2-3 contra los trujillanos. Entonces, es clara la nulidad de esta frase: si solo se cumple un 7.46% de las veces, en el Perú al menos se extingue automáticamente.
El caso europeo
Igual que en el caso local, el porcentaje también es mínimo. De todos los partidos jugados desde la fase de grupos en la pasada edición de la Champions League, en 51 el 2-0 ha sido un resultado parcial o final. Y, en solo cinco ocasiones, la frase se justificaría. Un porcentaje de 9.8 no es claro para hacer creíble una regla.
Entonces queda comprobado fácilmente que esta frase no es más que una añadidura de emoción cuando el resultado se da; pero que tampoco en la élite futbolística del mundo surge como una regla de la que se deba vivir presionado.
Es la peor, pero de las mentiras
Sin duda, queda claro que el 2-0 no es el peor resultado. Muchos estarían felices con ese marcador y las estadísticas nos han ayudado a comprobarlo. Es válido que en alguna ocasión pueda pasar: para eso están el fútbol y todas sus emociones. Pero sin dejarse llevar y no tener un exceso de confianza, el 2-0 es un resultado del cual se puede sacar mucho provecho.
Composición fotográfica: Gian Saldarriaga / DeChalaca.com
Fotos: Abelardo Delgado / DeChalaca.com, Julián Osorio Sánchez, olweb.fr